Jorge O'Reilly: 'La cultura woke es una amenaza para la soberanía nacional'
El empresario apoyó los dichos del presidente en el Foro de Davos. Las repercusiones de la marcha en contra de Milei.
Jorge O’Reilly, empresario y columnista de La Derecha Diario, comparte en esta entrevista su visión sobre el panorama político y cultural de la Argentina, con un enfoque en la lucha contra el globalismo y la defensa de los valores tradicionales. Dueño de EIDICO y con una marcada afinidad con el gobierno de Javier Milei, O’Reilly analiza la importancia del Consenso de Ginebra y su posible adhesión por parte del país. En su diálogo con La Derecha Diario, resalta la necesidad de una estrategia internacional para contrarrestar la injerencia de organismos globales y fortalecer la soberanía nacional.
Durante la conversación, O’Reilly también aborda la relevancia de la familia como núcleo fundamental de la sociedad y critica la agenda globalista, que, según él, busca socavar los valores esenciales de Occidente. Asimismo, destaca la estrecha relación entre la cultura y la economía, señalando que el avance del estatismo va de la mano con la imposición de políticas progresistas. En este contexto, analiza el discurso de Milei en el Foro de Davos y la reciente movilización opositora en Argentina, reafirmando su postura en defensa de una nación alineada con las ideas de libertad y autodeterminación.
Entrevista exclusiva al empresario Jorge O’Reilly | La Derecha Diario
La entrevista completa a Jorge O’Reilly
Ares: Estamos acá con Jorge O'Reilly. Es un columnista de La Derecha Diario, ya lo entrevistamos un par de veces. Él es un empresario muy afín al gobierno y a la agenda particular que tiene en la lucha contra algunos organismos internacionales que buscan socavar la soberanía del país.
Jorge, recientemente escribiste una columna sobre la importancia de que Argentina ingrese al Consenso de Ginebra. ¿Me podés contar un poquito cuáles serían los principales puntos de este consenso?
O’Reilly: Sí, junto con eso te cuento el origen. Ya en la primera presidencia de Trump, una funcionaria de él que se llamaba Valerie Huber impulsó el Consenso de Ginebra entre los países que coincidían en los puntos que iban a defender. Fundamentalmente porque se trata de una avanzada, una pretensión que dentro del globalismo se propone establecer una estrategia común a los distintos países.
Entonces, es lógico que los países que quieran defenderse de semejante pretensión se asocien, porque siempre las herramientas son las mismas, el discurso es el mismo, las palabras son las mismas. Esta iniciativa fue impulsada por esta funcionaria que trabajaba en el Departamento de Estado de EE.UU. Se trata de puntos muy sencillos, muy elementales, pero hoy lamentablemente hay que subrayar cosas que antes parecían obvias. Hace diez años hubiéramos dicho esto y nos hubieran mirado como diciendo "bueno, esto es obvio". Hoy ya no hay nada obvio.
Entonces, ¿cuáles son los puntos que propone defender en equipo el Consenso de Ginebra?
El primero es la defensa de la salud de la mujer, sin el contenido ideológico que después tergiversó una causa que, por supuesto, es súper noble. Se trata de la salud de la mujer como tal, sin que sea ni aborto ni un programa camuflado de anticoncepción. Se analiza cuál es la situación de la mujer en los distintos países y de qué manera se puede hacer un trabajo para ayudar a que esto siga avanzando positivamente. Ese es uno de los puntos.
El otro punto es la familia. La defensa de la familia como núcleo básico de la sociedad. Luego, asociado a esta evidente persecución o pretensión de organismos internacionales de imponer una agenda globalista, está la defensa de la soberanía. Es decir, el derecho de cada pueblo a decidir cómo será su política de salud, sin una receta universal que, como hemos visto en la pandemia de COVID-19, muchas veces tiene resultados contrarios a los enunciados.
Ares: A partir de esto, se me ocurre preguntarte, ¿por qué sería tan fundamental que Argentina ingrese a este consenso? ¿No considerás que, más allá del ingreso, se podrían tomar este tipo de medidas? ¿O lo ves más bien como una alianza internacional para confrontar a la ONU y su agenda?
O’Reilly: Mirá, siempre es mejor defenderse en equipo que defenderse solo. Si el ataque es global, la defensa tiene mucho sentido hacerla globalmente también. Es decir, muchos países ya se han dado cuenta de que estos organismos, con causas supuestamente nobles, en realidad vienen a vendernos una receta que conduce a la desintegración de nuestra identidad nacional y, en muchos casos, a la muerte de muchos de nuestros conciudadanos.
Es lógico defenderse en equipo. Esta adhesión permite compartir información, estrategias y recursos para que la defensa sea organizada. Aun cuando cada país defienda su soberanía dentro del consenso.
No significa que todos vayan a aplicar soluciones de manera uniforme en temas puntuales, como la salud de la mujer. Pero sí saben, entre los países que firman el consenso, cuáles son las herramientas que el enemigo está usando para imponer su agenda y de qué manera pueden hacerle frente.
Ares: En conversaciones anteriores, siempre marcaste que la familia es el núcleo central de la sociedad y citaste, sin ir más lejos, tu caso y la importancia que tiene la familia para vos. ¿Qué puntos del consenso creés que podrían ayudar a reforzar el rol de la familia en la sociedad?
O’Reilly: Bueno, por lo pronto, el de la soberanía, porque esta idea globalista de que ahora hay distintas familias ha puesto en duda hasta la definición misma. A eso me refería cuando decía que hoy tenemos que aclarar cosas que antes no necesitaban aclaración. Una familia es un hombre y una mujer que deciden unir sus vidas para compartirlas, dando lugar a los hijos, a quienes se comprometen a educar.
Eso es una familia. Gracias a Dios, los dos sexos que existen son complementarios. Está comprobado que el desempeño de los niños educados en familias bien constituidas y que se sostienen a lo largo del tiempo es altísimamente superior al de aquellos que provienen de familias disfuncionales.
Ni hablar de estas "familias" entre comillas, que son personas del mismo sexo en una asimilación absolutamente forzada de lo que es la verdadera familia. ¿Cuál es el inconveniente con esto? Que los sexos son complementarios y, más allá de la decisión que tome gente adulta, el condicionamiento que tienen estos niños al crecer es evidente.
Sin entrar en polémicas, porque rápidamente la cultura woke ha implementado el mecanismo de tildar de homofóbico a cualquiera que muestre un mínimo disenso respecto de sus postulados universales inatacables. No es así. Pero si uno aborda estas cuestiones de manera objetiva, sin apasionarse ni tomar partido antes de analizar, debe llegar a la conclusión de que lo mejor a lo que se debe apuntar es a lo tradicional, ya que en el seno de una familia tradicional es cuando los niños tienen mejor oportunidad para desarrollarse con plenitud y, en última instancia, con felicidad. Porque de eso se trata.
Ares: Milei siempre habla de la importancia de la alianza estratégica con EE.UU. y, sobre todo, con Donald Trump. ¿Creés que este sería un momento oportuno para ingresar a este consenso?
O’Reilly: Bueno, la apuesta que hizo Javier Milei, más allá de sus convicciones respecto de Trump, fue clara incluso cuando Trump parecía perdido en su campaña, cuando los medios lo perseguían y parecía que lo iban a meter preso. En esa instancia, Javier hizo una apuesta fuerte con una foto que preocupaba a algunos, y les demostró a todos que su apuesta fue la ganadora. Me hubiera encantado que Argentina, sabiendo que Trump iba a ganar, ingresara al Consenso de Ginebra para anticiparse a lo que me parecía evidente que iba a suceder.
¿Por qué? Porque nos habría mostrado como líderes y no como un país que se suma a iniciativas de terceros. No pasa nada, porque lo que verdaderamente importa es que Argentina dé esta batalla, que el presidente también ha hecho propia, contra la cultura woke y el globalismo.
Es un error creer que la economía y la cultura son cuestiones separadas. La cultura woke está necesariamente asociada con las economías estatistas y con el avance sobre las libertades individuales. Ya lo vimos en la marcha del otro día: sindicalistas prebendarios, políticos estatizantes y zurdos de todo tipo, junto con gente confundida, arrastraron incluso a menores a una situación aberrante. Es fundamental reconocer que no se puede disociar una mirada sana sobre el rol del Estado y la economía de la lucha contra el globalismo cultural.
Ares: ¿Querés hacer una reflexión final para cerrar la entrevista?
O’Reilly: Estaba encantado con lo de la marcha. Cuando supe que se iba a hacer, dije: "Déjenlos marchar". Es la oportunidad para que la parte sana de la sociedad, que es la mayoría, vea qué es lo que proponen y quiénes son estos grupos.
No solo estaban los que han caído en la degeneración, como vimos en algunos casos patéticos, sino también políticos que nos llevaron a esta situación trágica, sindicalistas que han traicionado su rol en beneficio propio y toda la izquierda junto con los confundidos.
Finalmente, se han dividido las aguas. De un lado, están todos los que marcharon el otro día. Del otro, los argentinos, la parte sana de la sociedad que busca sacar adelante el país y revertir políticas trágicas que nos han llevado a este difícil presente en materia económica, cultural y social.
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