El escenario político en México: entre el poder y la manipulación

El escenario político en México se encuentra afectado por una ideología política de una mayoría “abrumadora”. Los partidos políticos, en su naturaleza, parten a la sociedad tal cual lo apunta el politólogo argentino Agustín Laje en su libro La Batalla Cultural.

Un ambiente en donde la república no es aplicable sino más bien el antojo de las autoridades. Un ejemplo exacto es el Tribunal Electoral quien a modo corrige documentación de órganos autónomos a modo y aun más los hacen vinculantes cuando son solo documentos de consulta. Por otro lado, los juzgados de distrito están haciendo actos que manchan el estado de derecho, por capricho de la supuesta oposición, que en su desesperación quiere frenar una reforma que legalmente no se puede.

Es donde uno comienza a ver con más sentido una frase coloquial “el derecho en el pueblo es tan inútil como en el gobierno”. En el pueblo por la cívica no es tan necesario un orden jurídico y en el gobierno por su ansia al poder ejercen la espada y no la constitución.

En fin, se habla tanto de nepotismo en el Poder Judicial que no se dan cuenta que, en el Ejecutivo con los amplios negocios e impunidad, por ejemplo, al exconsejero jurídico Julio Scherer quien junto a Zaldívar movieron piezas cruciales como la actual Ministra Yazmín Esquivel quien a modo formulaba sentencias cuando era Magistrada que presidía en el Tribunal Contencioso Administrativo en la Ciudad de México en el año 2012 y 2015. Quien después la propuso por parte de Julio Scherer al expresidente de la República.

Es una ida y vuelta con lo que pasa en el marco jurisdiccional, involucrando partidos, mayoría, personas juzgadoras y ciudadanos, que el fin último es lo mismo de siempre: el control.

En fin, los partidos en México involucrados en todo por el poder. El PAN un chiste; el PRI sin vergüenza; el PRD cobarde; el Partido Verde oportunista; Movimiento Ciudadano corriente y MORENA elocuente. Cada partido haciendo su labor personal y no en busca del bien común, teniendo personas juzgadoras que elaboran resoluciones a modo y servidores públicos sin ética y con intereses ajenos a la soberanía del pueblo.