La administración Trump prepara un ambicioso plan para retirar las tropas de Siria
El presidente de los Estados Unidos trabaja en un plan para seguir devolviendo a los soldados estadounidenses a sus hogares
El Departamento de Defensa de Estados Unidos está desarrollando un visionario plan para retirar todas las tropas estadounidenses de Siria, según informaron el martes dos funcionarios del Pentágono a la cadena televisiva NBC.
La posibilidad de un retiro de las tropas fue impulsada por el presidente Donald Trump y algunos de sus asesores cercanos, quienes recientemente expresaron interés en sacar a las fuerzas estadounidenses de Siria. Como resultado, el Pentágono comenzó a elaborar planes para una retirada total en un plazo de 30, 60 o 90 días.
Mike Waltz, el destacado asesor de seguridad nacional de Trump, visitó la semana pasada la sede del Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM) en Tampa, Florida, donde se reunió con altos mandos militares estadounidenses y recibió información sobre la situación en el Medio Oriente.
Según un funcionario de la Casa Blanca, la reducción de las tropas estadounidenses en Siria no fue un tema de discusión en la visita de Waltz, la cual tenía como objetivo obtener una visión general de la región, especialmente en un momento en que el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu se encontraba en la Casa Blanca y el rey Abdullah de Jordania tiene planeada una visita para la próxima semana.
El presidente Trump fue preguntado la semana pasada sobre los informes que indicaban que había informado al gobierno israelí sobre la intención de retirar las tropas de Siria.
Trump respondió de manera firme, negando que tal discusión se hubiera producido y señalando que la situación en Siria es un "desorden" propio de ese país, y que Estados Unidos no debería involucrarse más en ella.
Este no es el primer intento de Trump por retirar las tropas de Siria. En diciembre de 2018, Trump ordenó al secretario de Defensa de ese entonces, James Mattis, retirar todas las tropas estadounidenses de Siria, una decisión que provocó la renuncia de Mattis en protesta.
Aunque Trump retiró la mayoría de las tropas, algunas regresaron posteriormente y la presencia militar de los Estados Unidos en Siria continuó.
El Pentágono había anunciado en diciembre de 2024 que aproximadamente 2.000 tropas estadounidenses estaban desplegadas en Siria, más del doble del número que había sido reportado durante años, que era de alrededor de 900.
De acuerdo con un portavoz del Pentágono, los 1.100 efectivos adicionales fueron descritos como "fuerzas rotacionales temporales" que permanecerían en Siria por períodos de entre 30 y 90 días, mientras que los 900 efectivos restantes formaban la "fuerza central" desplegada por períodos cercanos a un año.
La misión militar estadounidense en Siria, según el Pentágono, tiene como objetivo degradar al grupo terrorista Estado Islámico (ISIS) y apoyar a los socios locales, como las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF), una coalición kurda de milicias y grupos rebeldes que trabajan para evitar que ISIS reconstruya un refugio seguro en la región.
Sin embargo, algunas autoridades del Pentágono advierten que la retirada de las tropas estadounidenses podría abandonar a las Fuerzas Democráticas Sirias y poner en peligro la seguridad de más de dos docenas de prisiones y campos de refugiados en Siria, que albergan a más de 50.000 personas, incluidos alrededor de 9.000 combatientes de ISIS.
Las SDF son responsables de asegurar estas instalaciones, pero dependen del apoyo y financiamiento de Estados Unidos y sus aliados para mantenerlas operativas. Gran parte del financiamiento estadounidense a las FDS se dio durante la administración Biden para llevar a cabo tareas en Siria.
Sin el apoyo militar estadounidense, las SDF podrían verse obligadas a priorizar las operaciones ofensivas y abandonar las prisiones y campos, liberando a miles de miembros de ISIS.
Por otro lado, las fuerzas rebeldes conocidas como Hayat Tahrir al-Sham (HTS), una coalición de grupos insurgentes islamistas sunitas que surgió de Jabhat al-Nusra (la rama de Al Qaeda en Siria), derrocaron a final del año pasado al régimen de Bashar al-Assad en diciembre de 2024.
HTS, con Ahmed al-Sharaa (anteriormente conocido como Abu Mohammad al-Jolani) como líder, se ha convertido en una de las principales facciones en Siria tras la caída del régimen de Assad.
Al-Sharaa y otros representantes de HTS se reunieron con altos funcionarios de la administración Biden a finales de diciembre, marcando el primer encuentro diplomático formal entre Estados Unidos y funcionarios sirios en más de diez años.
Al-Sharaa ha prometido llevar a cabo una transición política en Siria que incluya un gobierno inclusivo y elecciones, que podrían tardar hasta cuatro años en celebrarse.
La posible retirada de las tropas estadounidenses de Siria sigue siendo un tema complejo que podría convertirse en realidad, con algunas implicaciones significativas para la seguridad en la región y la lucha contra el terrorismo.
Las autoridades estadounidenses están evaluando cuidadosamente las consecuencias de tal decisión, especialmente en lo que respecta a las fuerzas locales aliadas y la contención de ISIS.
El principal objetivo respecto a la retirada es intentar evitar cometer los errores que la administración de Biden cometió en 2021 al ejecutar el plan de retirada de Afganistán. Dicha retirada significó la muerte de numerosos militares estadounidenses y la pérdida de millones de dólares en equipamiento militar dejados en manos de los terroristas talibanes.
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