La cultura woke se termina de la mano de Trump
La opinión de Ignacio Supparo
El uso de woke surgió dentro de la comunidad negra de Estados Unidos y originalmente quería decir estar alerta a la injusticia racial. En los últimos tiempos, se convirtió en sinónimo de políticas de izquierda y avanzo hacia movimiento colectivistas que promocionan el aborto, la ideología de género, la orientación sexual, el feminismo radical, el ecologismo y el cambio climático.
Se trata de una cultura que trata de destruir la civilización occidental, asimilando la realidad con estructuras de poder – patriarcado, racismo, capitalismo – a las que miran como responsables de la opresión y discriminación.
Es una cultura heredera del marxismo, que mira a la sociedad en un permanente enfrentamiento, dividida, y en esta “cultura del combate y la cancelación” pretende destruir lo más sagrado de una sociedad: las tradiciones, la familia, la maternidad, la mente de los niños y el comercio. En fin, una completa degradación moral de la sociedad.
Hoy esta cultura totalitaria está en riesgo y se enfrenta a un futuro nada promisorio.
En efecto, una de las primeras medidas de Donald Trump como Presidente de EEUU es detener el avance de la ideología del wokismo y del género.
En ese sentido ha sido contundente en expresar que existen solo dos sexos: masculino y femenino (quien diría que a en pleno siglo XXI tengamos que aclarar una obviedad tan colosal), oponiéndose a las enseñanzas sexistas en las escuelas y a hormonizaciones de menores, cambios de identidad y operaciones de cambio de sexo.
Parece entonces que culmina así las “drag Queens” enseñando en aulas a menores de edad y de decirles a niños de 5 años que están en el cuerpo equivocado, induciendo crisis en la mente del niño en forma intencional; tenemos la esperanza de que los niños van a poder ser niños, no experimentos ideológicos. Se le dice adiós a hombres trans compitiendo con mujeres biológicas y ya no podrán entrar a vestidores de mujeres. No mas contrataciones de diversidad, equidad e inclusión; por fin vuelve el mérito, siendo las personas mejores calificadas las que obtendrán lo que, con tanto ahínco, han luchado y se merecen. Todos iguales antes la ley, sin distinción de cupos injustos. Se necesitan a los más calificados, no a los más diversos. Se pone fin a la discriminación positiva por la raza y el sexo, enfrentando blancos contra negros, hombres contra mujeres. Basta de ese fomento de una sociedad en permanente conflicto y dividida.
La cultura woke tiene los días contados por cuanto se le ha pegado donde más le duele: el financiamiento.
En efecto, al tratarse de una ideología metafísica, anticientífica y que va contra la naturaleza, es imprescindible para poder sobrevivir un fuerte financiamiento así como un Estado, organizaciones, empresas y medios de comunicación que la impongan y hagan ese lavado cerebral a la población. Sin dinero, muere de inanición.
El impacto del anuncio de Trump tuvo efectos inmediatos y demoledores para la cultura woke puesto a que, después de años aplicando el marco ideológico woke, los Ejecutivos parecen haberse dado cuenta de que estos programas están llevando a sus empresas a la ruina económica.
Durante 2024, un amplio grupo de empresas de la lista Fortune 500 anunciaron que abandonaban los programas basados en raza y género para sus empleados y que se retiraban de los clubes climáticos de cero emisiones netas (Amazon, Exxon Movil, Pepsi, JPMorgan Chase) .
Ahora, con la asunción de Trump, las empresas que han anunciado que cancelarán o reducirán sus programas de diversidad, equidad e inclusión y los criterios ambientales incluyen a Meta – Facebook, Walt Disney, Walmart, Ford, McDonald’s, Harley-Davidson, John Deere, Tractor Supply Company, Lowe’s, Molson Coors, Nissan, Toyota y Stanley Black & Decker, y la lista se sigue agrandado. Además, pocas semanas antes de la celebración de las elecciones presidenciales, seis de los mayores bancos estadounidenses (Goldman Sachs, Citigroup, Wells Fargo, JPMorgan Chase, Bank of America y Morgan Stanley) también tomaron la decisión de abandonar la Alianza Bancaria Net-Zero patrocinada por la ONU.
Que las empresas se estén retirando de la promoción de esta ideología woke es un claro mensaje de los que viene.
Después del ataque de Japón a Pear Harbor el 7 de diciembre de 1941, el almirante japonés Isoroku Yamamoto, comandante de la flota, dijo: «Hemos despertado a un gigante». La fatal arrogancia del wokismo y su invasión cultural totalitaria despertó al gigante y con ello lo que espero sean los últimos días de esta ideología antinatural y metafisica que tanto daño hace a nuestra sociedad.
El wokismo están en peligro de extinción y la llegada de Trump parece ser el principio del fin.
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