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Activistas cruceños increparon al presidente de FPV por apoyar a un 'pedófilo'
Eliseo Rodríguez, líder de FPV y acusado de alquilar su sigla, fue cuestionado por activistas en Santa Cruz.
Santa Cruz de la Sierra fue escenario de un fuerte rechazo ciudadano contra Eliseo Rodríguez, líder del Frente Para la Victoria (FPV), quien defendió su alianza con Evo Morales de cara a las elecciones generales. En una conferencia de prensa, Rodríguez fue abucheado e increpado por activistas, entre ellos Jhovani Ibáñez, representante de la Plataforma Control de Rotondas, quien lo acusó de traicionar a Santa Cruz y respaldar a un "pedófilo" y "narcotraficante".
La plataforma Control de Rotondas es un colectivo ciudadano que ha manifestado su férrea oposición a figuras ligadas al Movimiento al Socialismo (MAS) y a Evo Morales. Su intervención en la conferencia de Rodríguez dejó en evidencia el rechazo que genera en sectores cruceños cualquier intento de apoyo al exdictador, quien enfrenta serios cuestionamientos por su gestión y su historial judicial.
La alianza entre el FPV y Morales ha sido calificada como oportunista y contradictoria. Rodríguez, quien en el pasado había manifestado opiniones críticas hacia Morales, ahora lo defiende como el líder capaz de “sacar al país de la pobreza y la corrupción”. Esta postura ha despertado dudas sobre los verdaderos intereses detrás de este acuerdo, pues el FPV nunca antes había mostrado afinidad con el líder cocalero.
El FPV fue fundado en 2009 por Eliseo Rodríguez Pari y ha tenido una participación marginal en la política boliviana. En las elecciones de 2019, su candidato presidencial, Israel Rodríguez Calle, obtuvo apenas el 0,39% de los votos, lo que evidencia su escasa influencia en el electorado. Además, el partido ha sido señalado por presuntamente alquilar su sigla a distintos candidatos y por carecer de una base ideológica clara, lo que refuerza la percepción de que su alianza con Morales responde más a intereses estratégicos que a una convicción genuina.
La promesa de Rodríguez de que Morales puede solucionar los problemas económicos de Bolivia ha sido duramente cuestionada. Durante sus 14 años de gobierno, Morales dejó un país con altos niveles de corrupción, una economía debilitada y una creciente dependencia del narcotráfico, según denuncias de expertos y opositores. Su retorno a la política como salvador de la economía genera escepticismo y rechazo en diversos sectores del país.
El falso respaldo nacional
Las declaraciones de Rodríguez sobre el supuesto respaldo de Morales en Bolivia contrastan con la realidad de su situación actual. Lejos de contar con un apoyo mayoritario, el expresidente se encuentra refugiado en Lauca Ñ, en el Trópico de Cochabamba, una región controlada por sus seguidores y donde se mantiene alejado de la justicia boliviana. Morales es buscado por presunto abuso de menores, un caso que ha sido documentado y denunciado a nivel nacional e internacional.
El FPV ha sido señalado en el pasado por carecer de una base ideológica sólida y por supuestamente ofrecer su sigla a candidatos con intereses particulares. En las elecciones anteriores, su participación fue marginal, y ahora, con su repentino giro hacia Morales, surgen dudas sobre las motivaciones reales detrás de este acuerdo. Analistas políticos advierten que esta alianza podría responder más a intereses estratégicos que a una convicción genuina sobre el liderazgo del sindicado por abuso de menores.
La presencia de Morales en el Chapare y su aparente incapacidad de movilizarse libremente dentro del país también genera cuestionamientos. Si bien su círculo cercano insiste en que aún goza de respaldo popular, su permanencia en una zona controlada por el narcotráfico y su negativa a enfrentar las acusaciones en su contra dejan en evidencia las contradicciones de su discurso político.
El pacto entre el FPV y Morales ha despertado críticas tanto en la oposición como dentro del propio MAS. Algunos sectores oficialistas consideran que Morales ya no representa una alternativa viable para el país y que su presencia en la política solo profundiza las divisiones dentro del movimiento. Su alianza con un partido sin peso electoral refuerza la percepción de que busca desesperadamente una plataforma para postularse nuevamente.
Plataformas ciudadanas como Control de Rotondas continúan manifestándose contra cualquier intento de restaurar un liderazgo que, lejos de resolver los problemas de Bolivia, sigue envuelto en controversias y desafíos legales. Su labor refuerza la importancia de la participación ciudadana en la construcción de un futuro más transparente y responsable para Bolivia.
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